El tabaquismo, como adicción socialmente aceptada, y siendo la gran enfermedad "olvidada" por los sistemas de cobertura, exige un abordaje integral y humanístico, además de la formación que realizara en la Fundación Argentina de Cardiología a través de su Programa ARCONTA (Argentina Contra el Tabaco, trabajo con E.M.D.R. El hábito de fumar es una conducta aprendida y se mantiene porque está asociada a muchas experiencias y sensaciones que son diferentes para cada persona. La mayoría de las personas
fumadoras iniciaron su consumo a edades muy tempranas, en ambientes de ocio y entretenimiento. Todo esto queda automáticamente grabado en la mente. Esto es lo que se reproduce cuando la
persona vuelve a dar una calada a un cigarro. Las sensaciones que se suelen dar son diferentes pero positivas, por ejemplo, la sensación de bienestar al fumar después del desayuno o tras la
comida. Estos suelen ser los cigarrillos más difíciles de quitar. Por otra parte, la nicotina actúa como tranquilizante o antidepresivo.
Trabajar con EMDR permite acceder a esos canales de información o memoria que la persona gracias a la nicotina esconde o camufla con falsas sensaciones de bienestar y calma. Al terminar el tratamiento dejan de fumar y tienen la creencia que el tabaco ya no es necesario en sus vidas y esto no les produce ninguna angustia, sino más bien todo lo contrario, se sienten liberados.
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